Para los españoles la corrupción sigue siendo una de sus principales preocupaciones, junto al desempleo y el futuro de las pensiones. La percepción se ha acentuado tras la imagen de Cristina de Borbón sentada en el banquillo de los acusados.
Tópicos e iconos se vienen desmoronando por kilogramos últimamente en España. Es el punto en común que tienen las guerras y la corrupción, que socavan las escalas de valores establecidas.
En un juzgado ad hoc instalado en el parque empresarial de Palma de Mallorca se ha dado por fin la imagen que tantos intentaron evitar y otros tantos propiciaron con avidez: la realeza española sentada en el banquillo de los acusados.
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